Un estudio de ADN demuestra la continuidad genética de la población prehispánica en México
Cristina Valdiosera, especialista en ADN antiguo de la Universidad de Burgos ha participado en un importante estudio paleogenómico publicado en la prestigiosa revista Science sobre la historia demográfica de los mejicanos ancestrales.
Los autores han analizado el ADN antiguo de 27 humanos ancestrales procedentes de ocho yacimientos arqueológicos, proporcionando importantes datos sobre la historia demográfica de las poblaciones indígenas del centro y norte de México.
Hace entre 1100 y 900 años, un episodio de calentamiento global afectó a numerosas civilizaciones de todo el mundo. En América, las graves sequías reconfiguraron la demografía de las civilizaciones prehispánicas, así como el paisaje ecológico.
En este trabajo, los investigadores han conseguido datos genómicos de individuos prehispánicos anteriores y posteriores a este episodio de cambio climático para investigar la dinámica poblacional en el límite entre las dos regiones bioculturales que conforman México, la desértica Aridoamérica en el norte y la verde y culturalmente rica Mesoamérica en el centro y sur, hogar de grandes civilizaciones como los aztecas y los mayas.
Las pruebas arqueológicas parecían indicar que las sequías habían provocado una sustitución de la población en la frontera norte de Mesoamérica por cazadores-recolectores seminómadas procedentes de Aridoamérica.
Sin embargo, los datos genómicos ahora presentados demuestran continuidad genética entre los individuos de antes y después del episodio de cambio climático y una continuidad poblacional en la frontera norte de Mesoamérica a pesar de las graves sequías de hace 1100 años.
Esto contradice la hipótesis de la sustitución y sugiere que la población local permaneció en su tierra natal a pesar de las prolongadas sequías. Es probable que la economía basada en la minería permitiera a la población fundamentalmente agrícola subsistir en su tierra natal durante este periodo de cambio climático, cuando la frontera entre Aridoamérica y Mesoamérica se desplazó hacia el sur.
Los genomas antiguos revelan que la estructura poblacional prehispánica se asemeja mucho a la estructura observada en el México actual, que diferencia claramente a las poblaciones indígenas del norte y del centro, lo que indica una conservación global de la estructura genética de las poblaciones que habitan el territorio mexicano desde hace al menos 1400 años (que es la fecha del individuo más antiguo de este estudio).
Además, este estudio ha Identificado la contribución genética a la población prehispánica del norte de México de una población ancestral que aún no ha sido muestreada (las conocidas como «poblaciones fantasma») y que era desconocida hasta ahora.
La identificación de esta nueva ascendencia genética fantasma revela una compleja historia poblacional en el Pleistoceno tardío de América. En definitiva, este tipo de estudios nos está ayudando a llenar importantes lagunas en nuestra comprensión de la historia profunda de la población de las Américas.