Andy Rodríguez evalúa su recuperación con la ayuda de expertos en CAFD de la Universidad Isabel I
Desde el pasado mes de agosto el centrocampista blanquinegro Andy Rodríguez ha estado de baja tras sufrir una rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha en el minuto 38 del encuentro ante el Albacete.
Tras pasar por quirófano en Barcelona y comenzar sus entrenamientos individuales, el equipo técnico del Burgos CF ha querido conocer científicamente su estado de recuperación. Para ello, se desplazó junto a Andy Rodríguez a los Laboratorios de Rendimiento Deportivo de la Universidad Isabel I con el objetivo de conocer de manera científica el estado del futbolista, con el objetivo de que pueda reincorporarse a la plantilla de forma segura y eficaz.
Andy Rodríguez es optimista con la evolución de su lesión. “Estamos en la recta final de la recuperación. Estoy muy contento porque todo está yendo fenomenal, como tenía que ir. Tengo ganas de seguir trabajando en este tramo final para volver lo antes posible”, explicó el centrocampista blanquinegro antes de comenzar con las pruebas de laboratorio.
Adrián Moreno, docente del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Isabel I coordinó en el laboratorio los ejercicios, con la realización de varias pruebas para medir los perfiles de fuerza-velocidad y definir si existen diferencias significativas entre la pierna sana y la lesionada en la generación de fuerza y potencia.
El equipo técnico evaluó la velocidad máxima de desplazamiento de la carga a vencer durante la realización de diversos ejercicios.
Las pruebas se han completado en el campo habitual de entrenamiento con varios ejercicios personalizados a las características del deportista, con el análisis de aceleraciones y deceleraciones en carrera en un ambiente real de entrenamiento, realizando desplazamientos laterales y frontales e incorporando cambios de dirección de diferente magnitud e intensidad. “
Las mediciones se realizan a través de dispositivos inerciales WIMU, que pueden evaluar (entre otras muchas variables) la magnitud de los impactos generados o sufridos por las rodillas y cómo se distribuye la absorción de estos impactos entre ambas piernas”, destacó el profesor Adrián Moreno.
“Durante la realización de desplazamientos en carrera de diferentes direcciones e intensidades, las WIMU han recopilado datos relacionados con la carga mecánica (Player load) en diferentes puntos anatómicos, como el maléolo externo de ambos tobillos, vasto lateral externo de ambas rodillas, vértebra lumbar L3 y vértebra cervical C4”, explicó el profesor Moreno.
Estos datos nos permitirán conocer factores muy interesantes, como por ejemplo, cómo se absorbe el impacto desde su comienzo en la articulación del tobillo hasta las cervicales y si la absorción es similar en ambas piernas. Con el análisis de los datos recogidos por las WIMU se podrá determinar también “si existe alguna cadena cinética deficiente respecto al resto de las cadenas cinéticas analizadas a la hora de absorber el impacto”, explicó el experto en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
“Estamos en deporte de alto rendimiento, entonces, necesitamos que vuelva lo antes posible pero con una recuperación de, al menos 9 meses, en la que no difiera más de un 15% entre ambas piernas”, concreto Javier Simón Brezmes, uno de los fisioterapeutas del club.
Al entrenar en el campo el equipo técnico quiere asegurarse de que el nivel muscular y de fuerza del tren inferior funciona al 100% antes de reincorporarse de nuevo a la competición con el resto del equipo.
El desarrollo de estas pruebas es especialmente relevante en deportistas lesionados, donde es imprescindible realizar un análisis preciso y eficaz de la lesión, para reducir las probabilidades de recaída durante la recuperación del jugador, y garantizar la vuelta óptima a la competición.