La morfología de la cintura escapular (clavícula y escápula) de los humanos de la Sima de los Huesos
Cuatro investigadores del Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos – Rebeca García-González, Laura Rodríguez, Azahara Salazar-Fernández y José-Miguel Carretero – pertenecientes al proyecto de Atapuerca, junto con Juan Luis Arsuaga, director del proyecto, han publicado un artículo sobre la morfología de la clavícula y la escápula de los humanos de la Sima de los Huesos (Sierra de Atapuerca).
En este trabajo se han analizado meticulosamente todos los restos de la cintura escapular recuperados en este yacimiento burgalés desde que comenzarán las excavaciones sistemáticas hasta la actualidad.
El análisis incluye el estudio de los restos pertenecientes tanto a individuos adultos como, por primera vez, a individuos subadultos. Para el estudio de los individuos subadultos los autores han realizado un enorme esfuerzo para encontrar el método de estimación de edad más apropiado para estos humanos fósiles, un problema mucho más difícil de resolver cuando se estudian restos no dentales, como es el caso.
Los autores concluyen que estos humanos se caracterizaban por presentar unas largas clavículas que estarían muy relacionadas con una gran anchura de los hombros, que a su vez indicaría también un tronco más ancho fruto de un biotipo corporal también más ancho y robusto.
La novedad es que por primera vez podemos decir que esta/s característica/s estaría/n ya presentes en individuos juveniles y adolescentes, lo que apunta a un firme control genético y un gran valor adaptativo de este biotipo corporal, que no es la consecuencia de la simple actividad física.
Además, en el caso de la escápula, tanto los individuos adultos como también los subadultos se caracterizarían por presentar rasgos de robustez, como un refuerzo óseo muy particular en la parte posterior de su borde axilar seguramente relacionado con la diferente posición de la escápula en su amplio tórax.
Todos los rasgos detectados hasta ahora en las clavículas y las escápulas de la Sima de los Huesos son compartidos con sus descendientes los Neandertales, lo que demuestra que estas adaptaciones corporales tuvieron éxito evolutivo durante más de 400.000 años.