La pintura gótica, las vidrieras, el Barroco y los niños expósitos de la Seo de Burgos centran el segundo día del congreso internacional
El Congreso Internacional VIII Centenario Catedral de Burgos ‘El mundo de las catedrales’ ha apostado en su segunda jornada por mostrar diversos aspectos de la Seo castellana, con especial atención a su decoración escultórica, sus vidrieras, su pintura gótica, las transformaciones barrocas y neoclásicas que sufrió en los siglos XVII y XVIII y su actividad sociocaritativa con los huérfanos de la ciudad.
Además, José Luis Cabria, presidente de la Facultad de Teología del Norte de España, ha abierto la mañana definiendo qué es una catedral, mostrándola como “todo un universo conceptual” y reflexionando sobre su relevancia en la vida de la diócesis.
En torno a los microcosmos de la fe, Fernando Gutiérrez Baños, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, ha explicado algunas de las pinturas góticas más importantes de la Catedral de Burgos, como el armario de las reliquias, de Alonso de Sedano y el Maestro de los Balbases, que “es el gran conjunto pictórico tardogótico” del templo.
Del periodo gótico lineal ha destacado la portada de la capilla de San Juan Bautista, que atesora dos capas de pintura con una diferencia de apenas una o dos décadas, y el altar o capilla de los Santos Reyes, donde se ubicaba el Tríptico de la Adoración de los Magos, de Diego de la Cruz. Además, ha informado de la existencia de un retablo mayor “netamente pictórico”, de mediados del siglo XV, que fue sustituido por el actual romanista. “No sabemos cómo era ni qué fue de él”, ha afirmado.
Pilar Alonso, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, ha repasado los tres periodos a los que corresponden las vidrieras del templo burgalés: la Edad Media, como el rosetón del Sarmental, en el que destacan los rojos y azules, y los óculos de la portada de Santa María; la Edad Moderna, cuando se alcanzó el “máximo dominio técnico”, que culminó en el cimborrio, donde Juan de Arce realizó “la obra más exquisita y soberbia”; y la Edad Contemporánea, en la que el Cabildo convocó dos concursos para recuperar conjuntos iconográficos y las tonalidades perdidas y que se adjudicaron la casa Mayer, de Múnich, y la casa francesa Mauméjean.
Las modificaciones barrocas y los niños expósitos de la Catedral de Burgos
El delegado de Patrimonio de la diócesis de Burgos, Juan Álvarez Quevedo, ha recorrido las portadas, los retablos, el coro y el cimborrio de la Catedral castellana para aproximar su rica decoración escultórica al auditorio. Y José Matesanz, profesor asociado de Historia del Arte en la Universidad de Burgos, ha desglosado las transformaciones que sufrió el templo en los siglos XVII y XVIII.
Entre ellas, destacan el cierre del coro y del presbiterio, la construcción del trascoro y la finalización del trasaltar con dos nuevos relieves, la construcción de la sacristía mayor y de capillas como la de San Enrique y la de Santa Tecla, “la obra más monumental” de este periodo, con una iconografía “muy rica” y que mantiene “algunos recursos del arte gótico” en sus bóvedas.
Por su parte, Saturnino López, catedrático emérito de la Facultad de Teología en el Norte de España, ha detallado la actividad pía que desarrolló el templo con los niños expósitos, a los que acogió en una casa anexa a la Seo.
Estos huérfanos recibían el apellido Santamaría en honor a la Catedral. El Renacimiento es “el momento de más riqueza documental”, si bien hay registros de que en Burgos ya había proyectos caritativos de esta índole desde el año 1085 con el Hospital del Emperador.