La Fundación Caja de Burgos proyecta la película ‘Gattaca’ el martes 26 de octubre en Cultural Cordón
El auditorio Cultural Cordón de la Fundación Caja de Burgos acoge el martes 26 de octubre, a partir de las 19.30 horas, la proyección de la película estadounidense Gattaca (Andrew Niccol, 1997), con la que se cierra el ciclo de cine ‘Distopías. ¿sociedades improbables…?’ que ha organizado la entidad. La entrada es libre hasta completar el aforo.
Sociedades ficticias basadas en situaciones despreciables y oscuras, las distopías han inspirado grandes obras tanto literarias, como del cine y la televisión. El concepto se refiere a las sociedades ficticias, pero posibles, en las que la realidad transcurre en términos antiéticos, algunas de las veces operadas por gobiernos tiránicos y opresores.
Son, en resumidas cuentas, sociedades indeseables. Distopía es el antónimo de “utopía”, término del filósofo renacentista Tomás Moro utilizado para describir a la “sociedad ideal”. El problema ético en las distopías comienza cuando dicho ideal es puesto en marcha socavando cualquier garantía individual en pro del funcionamiento de la sociedad.
Gattaca, la película que se pasará el martes 26 de octubre, es el nombre de un centro de estudios y de investigación espacial para jóvenes con un patrimonio genético impecable. El film sigue a Vincent, uno de los últimos seres humanos concebido por procedimientos naturales, quien no lo tiene fácil: es miope y padece un problema cardiaco que hace estimar que morirá a los treinta años de edad.
Aun así, quiere ser astronauta, y para ello no dudará en falsificar su secuencia genética. Toma la identidad de Jerome, un campeón de natación que quedó parapléjico a consecuencia de un intento de suicidio cuando solo pudo ganar la medalla de plata en la competición.
Nadie sabe que Jerome está en silla de ruedas, así que Vincent puede utilizar su ADN en muestras de sangre, orina o tejidos para hacerse pasar por él: por un ser humano válido para el viaje espacial. Se somete a cirugía para ajustar su estatura a la de Jerome, adopta las costumbres de un zurdo –Jerome lo es– y usa lentes de contacto para ocultar su miopía. Todo parece ir bien, hasta que el director de la misión en la que Vincent va a participar es asesinado, lo cual somete su falsa identidad a un escrutinio mucho más intenso.