El Cabildo sostiene que la obra de Antonio López es una contribución de excepcional valor cultural, social y evangelizador para la Catedral y para Burgos
Dentro de la propuesta cultural y evangelizadora que el Cabildo de la Catedral promueve para celebrar el VIII Centenario del templo gótico, figura la creación de un monumento conmemorativo que atestigüe en el futuro esta efeméride. El proyecto elegido consiste en la construcción de unas nuevas puertas labradas en bronce que permiten recuperar el sentido teológico de la primitiva y seguramente exuberante fachada gótica, mutilada en 1790 para dotar al edificio de un nuevo estilo neoclásico característico de aquella época. Esta propuesta permite que el inmueble continúe enriqueciéndose con nuevas aportaciones artísticas, tal como ha ocurrido en el transcurso de los siglos.
En mayo de 2019, el Cabildo se pone en contacto con el pintor y escultor manchego Antonio López, uno de los más prestigiosos artistas contemporáneos españoles, con el fin de que aceptara la elaboración de las puertas como conmemoración del VIII centenario de la Catedral. Se propone construir unas puertas en bronce realizadas en estilo contemporáneo que se integren armónicamente en la lectura de la fachada de la Catedral con las características propias de las obras del autor, sin impedir que, si fuera necesario, pudieran ser restituidas las puertas originales, de escaso valor artístico, sin causar perjuicios a las estructuras adyacentes.
El proyecto iconográfico encierra un profundo y cuidado discurso teológico en el que se plasma, con el estilo característico de Antonio López, en la puerta principal la imagen de Dios Padre que es amor y misericordia; en la puerta lateral izquierda, el misterio de la Anunciación en que el Espíritu Santo cubre con su sombra a la Virgen María, y en la puerta lateral derecha una escena de la infancia de Jesús cuya pureza e inocencia renueva el universo. Todo ello en el horizonte de la nueva creación representada por un jardín lleno de vida y fecundidad con el trasfondo de la ciudad de Burgos.
El proyecto, presupuestado en 995.000 euros, a los que habría que añadirse otros 200.000 para la fabricación de unas cancelas interiores que aíslen el edificio del frío, está financiado exclusivamente por aportaciones privadas de quienes, habiendo comprendido la trascendencia y belleza del proyecto, desean apadrinar la obra a través del mecenazgo. En mayo de 2020, el proyecto estaba realizado al 40% y, dada la crisis económica generada por la pandemia, algunas de las primitivas aportaciones se han visto reducidas, buscándose ahora nuevos patrocinadores entre los empresarios burgaleses, en una campaña impulsada por FAE y que está dando sus frutos.
Para el Cabildo de la Catedral, la obra supone una auténtica «inversión cultural, social y evangelizadora» que sin duda generará también un retorno económico muy importante para nuestra ciudad, al poder contemplar desde la calle, gratuitamente y a cualquier hora, una imponente obra de un autor tan merecidamente reconocido como es Antonio López.
El proyecto fue presentado desde el inicio a los organismos encargados de velar por la salvaguarda del patrimonio cultural. Todas las instituciones públicas manifestaron su satisfacción por la iniciativa y mostraron su apoyo en todo momento.
El pasado viernes, el Cabildo de la Catedral recibía la comunicación oficial en la que se remitía la evaluación técnica, que no es vinculante, por parte de ICOMOS con un parecer desfavorable. A pesar de ello, la institución catedralicia está convencida del excepcional valor cultural, espiritual y evangelizador del proyecto, avalado por decenas de reconocidas personalidades en el mundo de la cultura. Corresponde a la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León la autorización de la colocación de las nuevas puertas.
A la espera de dicha autorización, la magnífica obra será colocada, una vez concluida, en un lugar adecuado dentro del recinto catedralicio para que pueda ser contemplada y disfrutada por la ciudadanía. Estamos convencidos de que esta obra, elaborada con la aportación de multitud de benefactores, constituirá una magnífica huella que perdurará en el tiempo y recordará merecidamente en el futuro la celebración del VIII centenario de la Catedral de Burgos.