Un estudio plantea la relación entre auto-domesticación humana y evolución cerebral
Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaba de publicar un artículo de opinión sobre la auto-domesticación y la cognición visoespacial en el género humano, en el que se plantea si ambas características pueden haber tenido influencias reciprocas o mecanismos compartidos.
Por un lado, la hipótesis de auto-domesticación propone que el ser humano ha sufrido, a lo largo de su evolución, un proceso de juvenilización para limitar la agresividad entre individuos y promover la cooperación en grandes grupos sociales.
Por otro lado, nuestra especie presenta una evolución anatómica de las regiones parietales del cerebro, involucradas en integración visoespacial, imaginación visual e integración entre cuerpo y ambiente.
Ambos aspecto, de hecho, están involucrados en la capacidad tecnológica y en la complejidad social, dependen de los patrones de nuestras etapas vitales (adolescencia, longevidad, etc.), y se relacionan con cambios en los niveles de plasticidad cerebral.
Cuerpos domesticados
Una menor agresividad en una especie a menudo se obtiene reteniendo caracteres infantiles, y estos “cuerpos domesticados” presentan entonces una apariencia juvenil, son más sociales y más plásticos a nivel del comportamiento (exploración, curiosidad, creatividad).
“El desarrollo de la corteza parietal influye en la capacidad de conectar el cuerpo con la tecnología, y aumenta en número de individuos con el que somos capaces de relacionarnos en el grupo social. Es de esperar entonces que estos dos aspectos hayan interactuado a lo largo de la evolución del género humano, y sobre todo en nuestra especie, Homo sapiens”, explica Emiliano Bruner
Este artículo, del que también es autor Ben Gleeson, de la Australian National University de Canberra (Australia), ha sido publicado en la revista Frontiers in Psychology, en un volumen dedicado a auto-domesticación y evolución humana.