La Casa del Cordón acoge la exposición ‘Granell. El surrealismo como arte; el surrealismo como vida
La sala de exposiciones de la Casa del Cordón acoge desde hoy y hasta el próximo 10 de enero la muestra Granell. El surrealismo como arte; el surrealismo como vida, que recorre la vida y la obra de Eugenio Fernández Granell (A Coruña, 1912-Madrid, 2001), una de las más relevantes figuras del arte español de vanguardia y posiblemente el último de los grandes artistas pertenecientes al movimiento surrealista histórico.
Músico, poeta, dramaturgo, compositor, escultor, pintor y cineasta, además de ensayista, periodista y catedrático en universidades de Centroamérica y de Estados Unidos, autor de una obra tan versátil como inclasificable, Granell desarrolló la mayor parte de su carrera fuera de España, de donde se exilió tras la Guerra Civil, en la Republica Dominicana primero y luego en Guatemala, Puerto Rico y Estados Unidos. A pesar de ser un “ilustre desconocido” en España hasta su regreso definitivo en 1985, su nombre ocupa por derecho propio un lugar preeminente en la nómina de los principales artistas del surrealismo español, junto a Joan Miró y Salvador Dalí.
La exposición de Cultural Cordón exhibe 55 obras repartidas entre pintura, dibujo, collage, objetos, y construcciones, en una iniciativa de la Fundación Caja de Burgos realizada en exclusiva junto a la Fundación Eugenio Granell, y de cuyo comisariado se han ocupado Eduardo L. Valiña y Javier Del Campo. A ellas deben sumarse diversos documentos, como partituras musicales, grabaciones en audio, proyecciones de sus ocho películas y diversas ediciones de sus libros, pues su relevancia literaria es cada vez más apreciada entre los estudiosos.
Junto a este considerable elenco, en una suerte de diálogo abierto, se inserta la obra de muchos de los más grandes creadores del surrealismo internacional. Se trata de realizaciones pertenecientes a la colección personal de Eugenio Granell, en la que figuran autores imprescindibles como Breton, Péret, Man Ray, Duchamp, Masson, Max Ernst, Wifredo Lam, Picabia, Cesariny o Roberto Matta, y Benjamín Palencia, Maruja Mallo y José Caballero entre los surrealistas españoles, hasta sumar un conjunto de otras 36 obras.
Por todo ello, la exposición se convierte en una gran cita con el surrealismo, convocada por uno de nuestros más grandes, complejos y refinados artistas, trufada de sorpresas y aportaciones originales de los más representativos participantes de este movimiento.
Artista poliédrico. La selección de obra ha querido reunir, en una gran muestra, todas y cada una de las facetas del artista, pero también todos y cada uno de los momentos decisivos en la vida de Granell: sus etapas vitales y sus fases creativas fundidas en un crisol en el que se entremezclan las influencias del surrealismo americano y del surrealismo europeo, las series de animales fantásticos y metamorfosis en los años cuarenta, las abstracciones orgánicas de los años cincuenta y la recuperación de la figura, salpicada de referencias literarias, desde mediados de los setenta en adelante.
Son muchas las obras emblemáticas de Eugenio Granell presentes en la exposición. Las pinturas “El jardín de la sirena” (1942) y “Autorretrato” (1944); “El vuelo nocturno del Pájaro Pí” (1952); “El palacio flotante en algas y corales” (1963) o “El león es el lecho del Rey y la Reina” (1985) se completan con collages, dibujos y con sorprendentes esculturas-construcciones, como “Guerreros antiguos” (1968), y objetos encontrados como “Guerrero avestruz” (1953) y “Submarino etrusco” (1958), verdaderas síntesis del modo de entender el arte y el proceso creativo en el surrealismo.
Se trata, en suma, de una selección concebida para acercarnos con absoluta libertad al territorio de la imaginación, el reino que Granell y sus compañeros surrealistas dejaron siempre abierto a cuantos quisieran participar de la utopía, la ilusión, la originalidad y el progreso.
Exiliado en la República Dominicana tras la Guerra Civil, Granell conoce a André Breton y comienza a mostrar en el país caribeño sus primeros cuadros. La larga sombra que supuso el destierro no solo se vio atemperada por la luz física de la tierra de acogida, sino que, antes bien, se vio sacudida por el destello operado del encuentro con el surrealismo. Las primeras obras realizadas en Santo Domingo le brindaron la oportunidad de revelar su propia conciencia, de liberar su subconsciente y de mostrar, desde la libertad absoluta, su individualidad como hombre y como artista.
DONDE EL AIRE CAMBIA EL COLOR
Granell se instala en los 50 en Guatemala y Puerto Rico. La pintura de Granell en estos años se inunda con los colores de la atmósfera americana: su admiración por el trabajo de destacados surrealistas europeos como André Masson y Max Ernst se funde con los hallazgos formales descubiertos en los territorios que lo asilan. Con la pintura y los dibujos granellianos de estos años caribeños dialogan las obras de algunos artistas americanos y europeos, como el escultor guatemalteco Miguel Alzamora, el pintor y poeta portugués Cruzeiro Seixas o el ilustrador sueco Max Walter Svanberg.
ENCUENTROS FORTUITOS / OBJETOS INDESTRUCTIBLES
Uno de los aspectos más singulares de la creación artística de Eugenio Granell es su faceta como escultor. Sencillas estructuras de madera coloreada se transforman en esculturas-objeto de enorme fuerza evocadora que él siempre denominó “construcciones”. Pero en Granell conviven muchos Granell: el pintor y hacedor de artefactos, el escritor, el cineasta y el músico establecen relaciones con sus grandes pares del movimiento surrealista. Así, evoca el movimiento de los rotorrelieves en su película Trompos, un homenaje a Marcel Duchamp y Man Ray.
TRABAJAR EN LIBERTAD; VIVIR CON AMOR
En los años setenta la relación de nuestro artista con España se va haciendo cada vez más intensa. 1970 marca también el regreso de Granell a la figuración, tras la etapa abstracta caracterizada por los paisajes mágicos: las formas vuelven a ser estáticas y solemnes, lineales, muy dibujadas y a menudo organizadas en composiciones barrocas. En este capítulo conviven obras de artistas como Manolo Pascual, Alberto Sánchez, Esteban Francés, Óscar Domínguez, Maruja Mallo, Benjamín Palencia o José Caballero, que permiten un cumplido repaso al surrealismo de nuestro país.
◆ Eugenio Fernández Granell nace en 1912 en A Coruña. En 1928 se traslada a Madrid y cursa estudios en la Escuela Superior de Música.
◆ Afiliado al POUM en 1935, participa durante la Guerra Civil Española en la defensa de Madrid. En Barcelona entrará en contacto Benjamin Péret, George Orwell y Kurt Landau.
◆ En 1939 se exilia, en compañía de su futura esposa, en la República Dominicana, donde obtendrá el puesto de primer violín de la Orquesta Sinfónica del país, conocerá a André Breton y abordará sus primeros trabajos pictóricos.
◆ En 1946 se instala en Guatemala, y un año después participa en París en la gran muestra Le Surréalisme, organizada por Breton y Marcel Duchamp. Comienza a participar de modo asiduo en el movimiento surrealista internacional.
◆ Traslada en 1950 su residencia a Puerto Rico y publica su emblemático texto Isla cofre mítico. En 1958 se instala en Nueva York, donde presenta una exposición individual con texto de Marcel Duchamp y gana una cátedra de literatura española.
◆ Granell acrecienta su prestigio artístico, y se suceden las exposiciones internacionales en Estados Unidos y Europa. En 1969 regresa a España por vez primera desde la Guerra Civil. El Consejo de Ministros le concede en 1994 la Medalla de Oro de las Artes Plásticas. Fallece en Madrid el 24 de octubre de 2001.