Los antepasados de los actuales nativos americanos entraron en el continente hace, como máximo, unos 23.000 años, conformando una única ola migratoria desde Siberia. Es una de las conclusiones de un estudio genómico a gran escala publicado en ‘Science’ y en el que ha participado la Dra. Cristina Valdiosera Y Ricardo Rodríguez Varela, ambos miembros del equipo de Atapuerca del Centro UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humano, dirigido por Juan Luis Arsuaga, Director Científico del Museo del Museo de la Evolución Humana. Este estudio supone la radiografía más amplia hasta la fecha de la prehistoria genética del ‘nuevo mundo’.
Según Arsuaga, los Yacimientos de Atapuerca, dependientes de la Junta de Castilla y León, aparte de sus espectaculares hallazgos y resultados científicos, se han convertido en una de las mejores canteras de investigadores en el campo de la evolución humana, prueba de ello este trabajo publicado en la prestigiosa revista ‘Science’.
La presencia del hombre en el continente americano se remonta a unos 15.000 años, según diferentes evidencias arqueológicas. Sin embargo, existe una fuerte controversia sobre cuándo y cómo los antepasados de los actuales nativos americanos colonizaron en el ‘nuevo mundo’ a través de Siberia.
Este estudio genómico revela que los todos los nativos americanos se separaron de sus antecesores siberianos hace, como máximo, unos 23.000 años, formando una única ola migratoria que entro en América entre hace 23.000 a 15.000 años.
Ya dentro de América, el acervo genético de estos pobladores se diversificó en dos ramas basales (una que se extiende por el norte y el sur de América y la otra restringida a Norte América) hace aproximadamente unos 13.000 años, coincidiendo con el deshielo de los glaciares y la apertura de rutas en el interior de América del Norte. Estas dos ramas configuran las diversas poblaciones nativas que vemos hoy en el continente.