Un equipo del que forma parte Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana, identifica a Filipo II de Macedonia, a su joven esposa Cleopatra y al hijo de ambos recién nacido, tras analizar restos humanos de la Tumba I del Gran Túmulo en la ciudad griega de Vergina.
El esqueleto presentaba la rodilla izquierda anquilosada (soldada), con un orificio provocado por una herida penetrante, lo que ha sido clave para identificar a Filipo II, ya que el monarca padeció una ostensible cojera tras recibir un lanzazo en una pierna durante una batalla tres años antes de su muerte.
En los años 1977 y 1978 se excavaron en el Gran Túmulo de la ciudad griega de Vergina tres tumbas monumentales que habían sido construidas para el último descanso de miembros de la realeza macedonia. Hasta hoy se ha mantenido generalmente que la Tumba 2, conocida como la ‘Tumba de Filipo’, guardaba los restos del rey Filipo II (382-336 a.C.), padre de Alejandro Magno. Filipo II fue un gran rey por méritos propios y transformó Macedonia en la potencia hegemónica del mundo griego. Cuando murió preparaba un ataque a gran escala al Imperio Persa, que poco después llevó a cabo su hijo Alejandro Magno.
Sin embargo, en un artículo publicado el día 20 de julio de 2015 en la prestigiosa revista PNAS (de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos), se propone otra interpretación de las tumbas reales de Vergina. Un equipo formado por Antonis Bartsiokas (Democritus University of Thrace, Komotini, Grecia), Juan Luis Arsuaga, Milagros Algaba, Elena Santos (los tres del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III) y Asier Gómez-Olivencia (Ikerbasque, Fundación Vasca para la Ciencia) analizaron los restos humanos de la Tumba 1, que pertenecen a tres individuos, los cuales fueron inhumados y no incinerados como los de la Tumba II.
Uno de los esqueletos pertenece a un hombre de unos 45 años de edad, sorprendentemente alto para su época (unos 180 cm de altura) y, lo que es más significativo, con los huesos que se articulan en la rodilla izquierda (fémur y tibia) mostrando fusión ósea completa de la articulación, en un ángulo de 79º, así como un orificio provocado por una herida penetrante que atraviesa la rodilla. Además hay signos en uno de los cóndilos occipitales que sugieren tortícolis, un posible efecto compensatorio debido a la marcha irregular del sujeto. Es evidente que el individuo padecía en vida una ostensible cojera.
La Tumba 1 también contenía los restos de una mujer, de unos 18 años de edad, y un bebé recién nacido.
Los autores sugieren que la Tumba 1 de Vergina contiene los restos mortales de Filipo II de Macedonia, de quien se sabe por las fuentes históricas que recibió un lanzazo en una pierna durante una batalla tres años antes de su muerte, y que quedó cojo, así como de su esposa Cleopatra y su hijo recién nacido. Las edades estimadas para los tres esqueletos coinciden con las edades de muerte de los tres personajes. Filipo II fue asesinado en el teatro de Aigai o Egas (cerca de la actual Vergina) en el 336 a.C. y su trono fue inmediatamente heredado por el joven Alejandro. Poco después de la muerte de Filipo II, fueron también asesinados su esposa Cleopatra y el hijo de ambos.
Los autores del trabajo argumentan que si la Tumba 1 contiene los restos mortales de Filipo II, la Tumba 2 podría contener los restos del rey Filipo III Arrideo y de su esposa Eurídice, como había sugerido en el año 2000 A. Bartsiokas. Esto implica que algunos elementos del lujoso equipo militar que formaba parte del ajuar de la Tumba 2 pudieron en realidad pertenecer a Alejandro Magno, de quien los habría heredado su hermanastro Filipo III Arrideo, hijo también de Filipo II de Macedonia.
El artículo se puede consultar gratuitamente en la revista PNAS