De julio a septiembre va a desarrollarse la VI campaña de excavaciones del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en la Garganta de Olduvai, Tanzania, concretamente en el yacimiento de TK (Thiongo Korongo), que dirige el arqueólogo Manuel Santonja, en la que también participan el geólogo Alfredo Pérez-González, director del CENIEH, y Davinia Moreno, geocronóloga del Laboratorio de Resonancia Paramagnética Electrónica (RPE).
EL CENIEH vuelve a la cuna de la humanidad con el objetivo de trabajar en un nuevo nivel achelense de TK, con una cronología de en torno a 1,4 millones de años, muy diferente del que se conocía desde la excavación de Mary Leakey en 1963. Mientras que el nivel conocido (Lower Floor) se caracteriza por la presencia de grandes utensilios bifaciales, probablemente utilizados para remover el suelo en busca de tubérculos comestibles, el nuevo nivel presenta un utillaje bifacial más convencional, que fue empleado sobre los restos de un Sivaterio (un jiráfido extinguido) para obtener su carne.
“El yacimiento TK proporciona mediante esos dos niveles un elocuente ejemplo de cómo el tipo de actividad desarrollada influye de manera determinante en el aspecto del utillaje de piedra elaborado y empleado”, explica Manuel Santonja.
Además, este año se completará la secuencia estratigráfica de TK con criterios geoarqueológicos, y se investigarán las áreas próximas de captación de la materia prima utilizada en el yacimiento.
Datación por Resonancia Paramagnética Electrónica
Otro de los objetivos de esta campaña es obtener muestras para su datación por Resonancia Paramagnética Electrónica (RPE) en los laboratorios del CENIEH. La cronología de Olduvai se apoya fundamentalmente en dataciones por el método del Potasio-Argón (40Ar/39Ar) sobre depósitos volcánicos, muy frecuentes en el nivel Bed I, pero menos en los restantes niveles reconocidos en la Garganta, como sucede en el Bed II, que es donde se sitúa TK.
Por lo tanto, es necesario datar este yacimiento por otros métodos aplicables a cronologías de más de 1 millón de años y a sedimentos no volcánicos. En este tipo de contextos, la RPE puede aportar esa información cronológica necesaria en un yacimiento tan importante como es TK.
En esta nueva campaña, que cuenta con financiación del plan nacional de investigación (MINECO), también participan los arqueólogos madrileños Joaquín Panera, Susana Rubio y la restauradora Raquel Pérez, así como Julio Mercader y su equipo de de la Universidad de Calgary (Canadá), quienes completarán los trabajos de análisis de residuos orgánicos (biomarcadores) de almidones, n-alcanos y fitolitos vegetales iniciados en 2014.