La supervivencia es posible, organizada y tecnolocialmente
Esta mañana se ha presentado en la Universidad de Burgos el libro “Teoría de la evolución social humana” de Eudald Carbonell Roura e Igor Parra Vergara. Dos “optimistas críticos”, como se han definido, que abordan en esta obra la pregunta si la humanidad tiene futuro.
José Miguel García Pérez, vicerrector de Investigación, Transferencia e Innovación de la Universidad de Burgos, presidió la presentación y agradeció a los autores la “extrema generosidad y esfuerzo intelectual que supone escribir un libro que expone y aporta conocimiento para el progreso de la sociedad”.
En la presentación también participó Marta Navazo Ruiz, profesora titular de Prehistoria de la Facultad de Humanidades y Comunicación, que recomendó a los asistentes, en buena parte estudiantes, la lectura de la obra como material de reflexión.
Eudald Carbonell comenzó su intervención afirmando que la tecnología y el lenguaje son lo que nos ha hecho humanos y que el tiempo de socialización de los avances trascendentales es lo que ha variado significativamente “el fuego tardó 500.000 años en socializarse y el teléfono móvil 50”, ejemplificó.
A partir de ahí explicó que la humanidad se enfrenta a desafíos provocados por cambios tecnológicos, como el caso de la Inteligencia Artificial, la superpoblación o el cambio climático. La gran ventaja que, a su juicio, tiene la humanidad actualmente es que por primera vez es capaz de decidir, consciente y colectivamente, su evolución.
Por su parte, Igor Parra aseguró que el estudio de 1.200.000 millones de años de historia constata que estas no son las primeras, ni serán las últimas, crisis que afronta la humanidad y siempre se han superado gracias a la capacidad de adaptación.
Esto será posible gracias a dos elementos: la tecnosociedad y el número de seres humanos, desmintiendo teorías eugenésicas «La supervivencia es posible, organizada y tecnolocialmente.
Tenemos ya una masa crítica constituida cuantitativa muy, muy poderosa, muy tecnológica, que por primera vez permite, de forma consciente, organizarnos para direccionar las soluciones”, aseveró.
También desechó los recelos que plantean los cambios tecnológicos. Explicó como el desarrollo de armas o el empleo del fuego pese a su potencial peligro, repercutieron positivamente por ejemplo en la mejora de la alimentación y afirmó que “cada invento tecnológico ha tenido posibilidades perversas de su desarrollo, pero una visión diacrónica y profunda de 1.200.000 años de historia nos permite ser relativamente optimistas”
En definitiva, la obra de Eudald e Igor sienta las bases de una autoecología social humana mediante la aplicación de los estudios sobre la deriva natural a los materiales de la evolución tecnosocial humana.
He aquí la exigencia de una estructura estratégica que garantice nuestra supervivencia eficiente tanto en este planeta como fuera de él. Nace en estas líneas una necesaria teoría de la evolución social humana (TESH).