Burgos recupera los juegos de infancia de los mayores de los pueblos gracias al Servicio de Ayuda a Domicilio
El Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de la Diputación de Burgos cuenta con más de 2100 usuarios repartidos por toda la provincia. Cada uno de ellos ha vivido una historia diferente, pero todos tienen algo en común: una infancia de juegos en la calle y multitud de risas. Sin embargo, muchas de las formas de entretenerse de nuestras personas mayores se han perdido con el tiempo mientras se dejaba paso a nuevas tendencias en las maneras de divertirse.
Ellos y ellas han sido testigos de un mundo en constante cambio pero, al ser consultados por cómo amenizaban sus días de pequeños, una sonrisa demuestra que han mantenido intacta la esencia del disfrute y el aprendizaje a través de aquellos pasatiempos populares que marcaron a su generación. Hoy, gracias a sus valiosos recuerdos, se pueden revivir esas costumbres que forman parte de nuestra herencia cultural y acercarlas a los más pequeños.
Para ello, la empresa gestora del SAD, Senior Servicios Integrales (filial de Clece), preguntó a sus usuarios por aquello con lo que ocupaban su tiempo cuando eran niños. De esa investigación surge el recopilatorio “Jugando entre recuerdos” que se ha presentado hoy en el Real Monasterio de San Agustín de la capital. Esta revista, destinada al público infantil, reúne diez pasatiempos típicos de nuestra tierra entre los años 20 y 50.
“Con este proyecto hemos querido poner en valor a nuestras personas mayores como transmisoras de sabiduría popular. Mediante un ejercicio de reminiscencia, y evocando sus infancias, han recordado una época feliz en la que no abundaban los recursos pero sobraba imaginación”, ha señalado durante la presentación Laura Cantero, delegada social de Clece en la zona Noroeste. “
Gracias a nuestros usuarios y usuarias hemos recogido una decena de juegos de hace décadas en los que se empleaba aquello que se tenía más a mano para pasar un buen rato y eso es exactamente lo que pretendemos que hagan los niños y niñas que reciban esta publicación, que salgan a la calle, dejen a un lado las pantallas y vuelvan a la esencia”.
Por su parte, la diputada de Bienestar Social, Inmaculada Sierra, ha destacado “Estamos encantados con esta iniciativa de Senior que vuelve, un año más, a considerar a nuestros mayores como una pieza esencial en nuestra sociedad. En esta ocasión, recopilando juegos de una España tremendamente diferente a la nuestra, que marcaron la infancia de la generación de nuestros padres y abuelos y que nos legaron mucho más de lo que podremos agradecerles jamás”.
“Es importante mantener nuestra identidad, recordar quienes somos exactamente y las memorias de aquello que nos hizo felices en algún momento, son realmente importantes de proteger, de recordar y de transmitir a las generaciones venideras”.
“Sin duda los juegos de nuestros mayores son, sin duda, parte de ese patrimonio inmaterial que estamos obligados a salvaguardar para que nunca olvidemos de dónde venimos. Vivir con los pies en la tierra, encarnando la realidad más tierna, con la dulzura de la emoción infantil en la mirada, es lo que podemos observar en los rostros de nuestros protagonistas, una luz imposible de borrar aunque haya pasado el tiempo”.
Juegos que esconden historias de vida
Entre las páginas de este recopilatorio, se ocultan grandes riquezas culturales de la provincia burgalesa. Es el caso de José Espejo, beneficiario del servicio de 92 años, que cuenta cómo jugaba al tanique con sus amigos en medio del camino cuando sacaban el ganado a pastar.
También se puede ver a María Rosario (96 años) de niña con su muñeca de trapo o a Felipe Antonio (95) como ganador de varios torneos de bolos en fotos antiguas proporcionadas por ellos mismos. A ellos se unen, entre otros, Julián (85) y sus recuerdos jugando a la peonza con las piezas que elaboraba su padre en el taller de carpintería o Sofía Lorenza (94) y los alfileres que escondía en la arena como “pequeños tesoros”.
Desarrollo cognitivo y motor
Jugar puede que sea una de las actividades más importantes desarrolladas por el ser humano de todos los tiempos. De pequeños jugamos para divertirnos y, sin darnos cuenta, estamos desarrollando habilidades que son imprescindibles en la edad adulta.
El juego potencia la creatividad y la imaginación, ayuda a socializar, a gestionar la frustración así como a resolver conflictos. También estimula los sentidos, activa el lenguaje, mejora las capacidades motrices y contribuye al bienestar emocional.
Asimismo, sus enseñanzas se transmiten de padres a hijas y de abuelas a nietos, se comparten entre primos, vecinos y compañeros de clase y no únicamente por su utilidad, sino por su alta carga afectiva. Muchos de los recuerdos que se generan durante el juego se almacenan en la memoria a largo plazo y vuelven a la mente de tanto en cuando para devolver las sonrisas y transportarnos a un tiempo en el que todo era más fácil.