Reportaje especial conferencia 125 Aniversario: Las pandemias que marcaron a Burgos 1918 y 2020
Los siglos XX y XXI contemplaron en sus “años 20” dos epidemias semejantes y diversas. La pandemia de gripe de 1918 y la de SARS Cov2, más conocida como Coronavirus, en el ejercicio 2020 trastocaron la vida de los moradores de ambos siglos cambiando sociedades, protocolos sanitarios y médicos y arrebatando, en ambos casos, la vida de miles de personas.
En ambas fueron protagonistas los profesionales de la Medicina con una función crucial en la que el objetivo fue el mismo: salvar el mayor número de vidas.
El Colegio de Médicos de Burgos acogió hoy la conferencia ‘Virus de ayer y de hoy. Pandemia de gripe de 1918’, impartida por el Dr Martin de Frutos Herranz.
Una interesante charla que se enmarca dentro de los actos y actividades con motivo del 125 aniversario del Colegio de Médicos de Burgos, y que permitió a profesionales de la medicina y a ciudadanos en general conocer de primera mano cómo fue la pandemia que asoló la provincia el siglo pasado causando cientos de muertes recordando, al tiempo, algunos momentos episodios pandémicos no demasiados lejanos en el tiempo.
El ex jefe de la UCI e impulsor de la misma en el desaparecido Hospital General Yagüe de Burgos recogió entre los años 2019 y 2020 los principales hitos “de la mal llamada gripe española” en una volumen que vio la luz en plena pandemia de Coronavirus bajo el título: ‘La pandemia de gripe de 1918 en Burgos’.
Un riguroso y documentado volumen que da cuenta de cómo Burgos fue una de las provincias con mayor tasa de mortalidad de gripe de toda España causando verdaderos estragos en las zonas rurales de la provincia.
“Aquella pandemia fue verdaderamente mortífera en zonas rurales donde pilló a muchas poblaciones sin recursos, ni medios de desinfección y donde dejó a comarcas enteras sin médicos, por el fallecimiento de los mismos a consecuencia del virus letal que antes había pasado por Estados Unidos y Francia”, apostilló De Frutos.
Si bien la primera oleada de gripe no causa casi muertes en Burgos durante la primavera del año 1918, es la segunda oleada “la que golpea duramente a Burgos capital y a la provincia con una tasa de mortalidad y de contagios por encima de la media nacional” en el otoño de ese mismo año.
Desarrollada en tres etapas diferenciadas, la primera etapa de la pandemia de gripe arrancó en Burgos con muchas personas contagiadas pero con una escasa mortalidad.
En ese verano, la gripe casi desapareció y los burgaleses disfrutaron del estío y de sus labores como un ejercicio normal. La calma desapareció en el mes de septiembre, coincidiendo con las fiestas de muchas localidades burgalesas cuando un tren procedente del norte llegó con varios obreros infectados y el cadáver de uno de ellos en uno de sus convoyes junto a un cartel colgado con una concisa premisa: “epidémico”.
El tren procedente de Irún y con paradas en Villaquirán y Estépar dejó un nefasto saldo de contagios extendiendo “lo peor de la gripe por toda la provincia”, tal y como relató De Frutos.
Si en el sur de España se registraron mortalidades superiores al 10 y 12 por 1.000 habitantes, en Burgos se dieron hasta 15 muertes por cada 1.000 personas, disminuyendo el saldo de vecinos en poblaciones como Valdorros que vio como 21 de sus 265 vecinos fallecían en un macabro octubre de 1918.
La peor suerte, en el mundo rural
La ausencia de medios higiénicos (muy escasos en la época) y la imposibilidad de contar con medios de automoción, pese al impulso que se dio en algunos espacios capitalinos como el Real Automóvil Club Burgalés cediendo muchos de sus vehículos a los médicos para poder desplazarse hasta las localidades afectadas de la provincia, propició que buena parte de los óbitos se produjeran en las zonas rurales.
A la complejidad de las comunicaciones se unió la imposibilidad de contar con datos y noticias fehacientes, que solo llegaban por medio de comunicaciones o viajeros puntuales. Solo los más aventajados sabían leer o escribir y las noticias “certeras” llegaban con cuentagotas hasta los pueblos, muchas de ellas tarde.
Aunque en aquel momento, la provincia de Burgos disponía de una considerable red de médicos rurales, las impredecibles circunstancias y las bajas de muchos de éstos resultaron cruciales en el fatal desenlace. “Muchos se contagiaron antes de llegar a los pueblos, en el camino o después de atender a los pacientes.
Hemos de entender que no existía sanidad pública ni nada parecido y los que podían llamaban al médico, éste se ponía de viaje, pagaban por los servicios y los que no esperaban a los hospitales de la beneficencia, que estaban en la capital…”, apostilló De Frutos, dando a entender que fueron muchos los vecinos que perecieron antes de que llegara un facultativo a sus casas.
“Murieron muchos compañeros médicos en el ejercicio al igual que ha sucedido en esta pandemia reciente”, aclaró el autor de la conferencia. En este momento, se vio una vez más cómo los profesionales médicos fueron los más perjudicados en el ejercicio de su trabajo, al igual que otros sanitarios de la época como los practicantes e incluso los responsables de las boticas.
El cómputo global de médicos que perdieron la vida en la provincia fue de siete, y muchos de ellos no superaba los 35 años.
Asimismo, fueron muchos los sacerdotes que perecieron en buena parte de la provincia por la común visita que éstos realizaban a los enfermos y personas más deterioradas.
El Zendal de Burgos
La pandemia del 18 también nos deja algunas historias curiosas como la instalación de un hospital en la denominada Tienda Asilo. Una especie de comedor de titularidad municipal para personas obreras y de escasos recursos, que se encontraba situado al lado de la iglesia de San Lesmes. “
Se utilizaba durante los meses más fríos del año y en ese momento se vio necesario y sin uso e hizo las veces de hospital para atender a los enfermos de menos recursos”, explicó De Frutos, quien indicó que hasta esta especie de ‘Zendal burgalés’ llegaron en aquel momento las personas más pobres, “mientras que los pudientes llamaban al médico para que les atendiera en su casa’.
Semejanzas con 2020
Si hay algo que esta tarde se ha puesto sobre la mesa son las semejanzas y diferencias de aquella pandemia y la que vivimos hace apenas tres años. Así, los presentes pudieron comprobar cómo la de 1918 también cerró bares, colegios, tabernas, iglesias, espacios de baile y promovió por primera vez el uso de medidas de higiene y desinfección en espacios públicos.
La gripe del 18, al igual que la Covid, propició imágenes como carros de caballos plagados de féretros, casas con difuntos sin poder enterrar, familias enteras en duelo por varios miembros y el desabastecimiento de productos básicos de higiene como el alcanfor o el zotal.
Asimismo, dio lugar a un llamamiento por parte del Colegio de Médicos de Burgos y la Diputación provincial para conseguir médicos o recién licenciados capaces de llegar a todas las casas de personas enfermas.