La Fundación Caja de Burgos y el Ayuntamiento de la ciudad organizan la tercera Temporada Lírica burgalesa
La Fundación Caja de Burgos y el Ayuntamiento de la capital burgalesa han organizado la tercera Temporada Lírica de Burgos, gestionada por la Asociación Juventudes Musicales de Burgos y que pretende enriquecer la vida cultural de la ciudad y crear lazos entre diferentes entidades locales.
El objetivo principal de esta iniciativa es conformar una temporada lírica consolidada con raíces burgalesas, donde artistas y trabajadores de la ciudad puedan unir sinergias y trabajar de manera conjunta en pro de la cultura.
En esta tercera edición, correspondiente a 2024, se llevarán a cabo tres producciones, dos de ópera y una de zarzuela. La primera de ellas es La Revoltosa, de Ruperto Chapí, que se representará el viernes 28 y el sábado 29 de junio en el Teatro Principal bajo la coordinación artística de Elisa Sanz y la dirección musical de Pedro Bartolomé y con la participación de la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos, el Coro del Orfeón Burgalés y el Ballet Antologı́a.
Situada en la gran trinidad del género chico junto a La verbena de la Paloma y Agua, azucarillos y aguardiente, La Revoltosa es un sainete lírico en un acto, con libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw, que cuenta la historia de amor entre Felipe y Mari Pepa, dos vecinos de una corrala madrileña de finales del siglo XIX que, a ojos de todo el mundo, parecen no soportarse. Pero la realidad es bien distinta. Detrás de sus riñas y sus disputas se oculta un amor mutuo que ninguno de los dos se atreve a reconocer.
Obra sinfónica y popular, brillante y cercana, muchos de los números musicales de La Revoltosa han permanecido en la memoria de un amplio público, como las seguidillas del inicio o los dúos “Felipe y Mari Pepa” y “¿Por qué de mis ojos los tuyos retiras?”.
En el apartado operístico, el sábado 28 y el domingo 29 de septiembre se llevará a escena, también en el Teatro Principal, L’elisir d’amore, de Gaetano Donizetti, con Francisco Javier Sariot como director de escena y Pedro Bartolomé en la dirección musical y la participación del Coro de la Temporada Lírica de Burgos y la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos.
Ópera cómica en dos actos con libreto de Felice Romani, es considerada como una de las óperas más emblemáticas del bel canto, con arias, dúos y coros de gran belleza y ritmo trepidante, así como una de las piezas más conocidas del mundo de la ópera, “Una furtiva lagrima”.
Ambientada en el idílico mundo de un pueblecito rural, se cuentan las desventuras amorosas de Nemorino, un campesino pobre y tímido, enamorado de Adina, propietaria rica y caprichosa. La llegada de un regimiento bajo el mando del fanfarrón sargento Belcore y de Dulcamara, intrigante charlatán, desencadenan la acción. Nemorino compra al charlatán un elixir para recuperar el amor de Adina.
La tercera cita de esta Temporada Lírica, programada para el lunes 9 de diciembre en el Teatro Principal, es la representación semiescenificada de la ópera La Traviata, de Giuseppe Verdi, con Antón Armendáriz en la dirección de escena, Pedro Bartolomé como director musical y la participación de la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos y el Coro del Orfeón Burgalés.
La ópera, con música de Verdi y adaptada por Francesco Maria Piave de la novela de Alexandre Dumas hijo La dama de las camelias, se divide en tres actos y narra la historia del amor en sus múltiples aspectos: el feliz encuentro, el placer de los cuerpos y las mentes, la lucha contra las convenciones, la condena social, el dolor de la separación y en fin, la muerte.
Los desventurados amores de la cortesana Violetta Valéry y el joven Alfredo Germont son, quizá, la historia más triste y popular que la ópera haya cantado jamás. Pero La Traviata no es solo una arrebatada tragedia, también es un retrato de los desafíos de la juventud a la moral y las convenciones sociales de la hipócrita burguesía del siglo XIX.
Ópera de óperas, La Traviata lleva casi 170 años palpitando en el corazón del público, arrastrado al carrusel de sus clímax sentimentales por uno de los preludios más desgarradoramente delicados jamás compuestos y por arias impetuosas como “Sempre libera”, implorantes como “Pura siccome un angelo”, súbitos arrebatos de deseo acuciante como “Amami, Alfredo”, el brindis a la vida “Libiamo ne’ lieti calici”, y así en un largo catálogo de escenas grabadas a fuego en la memoria del público.