El Museo del Libro presenta una de sus exposiciones en la Biblioteca de Zaragoza
Tener entre las manos una de las ediciones de Siloé, es sin duda un deleite sensorial, pues se conjugan en centímetros cuadrados, el arte, la historia y la huella del hombre. Reproducir nuestro pasado, con rigor y excelencia lleva años de trabajo, en un proceso que combina la investigación tecnológica más exhaustiva, en forma de procesos de fotografía digital y técnicas de impresión, con los más artesanales quehaceres de encuadernación: herrajes, cosidos o repujados. El resultado es una obra de arte, de edición limitada, que nos transporta a otra época y otro lugar, de obispos, reyes, caballeros y señores. Es la Edad Media en nuestras manos, es nuestro legado.
Arte para ver
Sin lugar a dudas, una de las características que reúnen todas las obras editadas por Siloé es su belleza. Sus miniaturas entran por los ojos y permiten admirar la perfección de unos trabajos que ilustran de forma idéntica colores naturales, oros y platas que decoran cada página de cada códice. Sus composiciones pictóricas se convirtieron en los modelos iconográficos de las grandes obras de la pintura y escultura de la humanidad, y sus artistas eran los más cotizados del momento. Verlo es quererlo.
Arte para oler
El paso de los siglos queda también plasmado en el olor de los libros. Los documentos antiguos huelen por los compuestos orgánicos volátiles liberados desde el papel al aire. Los códices en pergamino generan también un aroma especial, relacionado con la piel de los animales de la que se obtenía, previo elaborado trabajo, la materia sobre la que escribir. En un facsímil es muy difícil reproducir el aroma del tiempo, pero Siloé, con su meticuloso trabajo, consigue plasmar con toda exactitud las imperfecciones, añadidos, reparaciones o mutilaciones que la obra ha sufrido en el tiempo. Es un proceso delicado y cuidado que se revela en su proceso final, como la fragancia de una época.
Arte para escuchar
Es difícil explicar la sensación que se experimenta cuando se escucha el sonido que produce una lámina de pergamino al retorcerse, un folio de vitela al pasarse, o incluso el papel al rasgarse, sobrecoge. La imitación de las diferentes texturas que Siloé ha conseguido en sus años de edición, suponen un auténtico reto para el mundo de las ediciones facsimilares. Conseguir cogerle el punto exacto a una obra, conociendo cada uno de sus secretos, hasta hacer que se confunda con el original gracias a la perfección del soporte, es algo que solo está a la altura de algunos elegidos, es el sonido de la excelencia. Contarlo es complicado, es mejor sentirlo.
Arte para tocar
Al tacto, una obra editada por Siloé genera una sucesión de sensaciones complacientes: confianza, curiosidad, ternura, deseo… La suavidad del terciopelo en las encuadernaciones, la aspereza de los herrajes de los scriptoriums medievales, forjados con la rudeza del hierro virgen. La finura de la vitela dorada, la rugosidad del papel mohíno, el marcado perfil de los nervios de los lomos…Tenerlo en las manos es valorar el trabajo de 23 gremios dedicados a un solo propósito: emocionar. Tocarlos es vivirlos, es formar parte de una aventura que comenzó con el hombre, con su necesidad de transcender, de ser historia, es palpar el delicado toque de la belleza, es disfrutar.
Arte para gustar
El sabor del arte lo deja el poso del tiempo. Las obras de Siloé se aprecian más cuando se degustan con el paladar de los años. Son ediciones pensadas para vivir y sobrevivirnos. Están editadas con materiales resistentes de envejecimiento noble pues tienen una misión, conservar y difundir nuestra cultura escrita, el saber de nuestro pasado. Pero el gusto en los libros es algo que ya se conocía en la Edad Media. Son numerosas las obras que presentan esquinas oscurecidas por el paso de los dedos humedecidos con saliva, y su leyenda ha dado lugar a muchas páginas de literatura y misterio. Catar Siloé, es paladear lo escrito.
Arte para soñar
Soñar es la actividad estética más antigua. Por eso, Siloé sueña sus ediciones y las convierte en realidad, para poder compartirlas. Como las ediciones que están por venir, trabajos en preedición que verán la luz muy pronto y que centran el esfuerzo de los editores para que el resultado final sea como solo ellos lo saben hacer, irrepetible. Bestiario de Westminster y Libro de Horas de Luis de Laval despertarán los sentidos muy pronto, también los Cartularios de Valpuesta, testimonio de las huellas más primitivas del castellano, los orígenes del español…