Un grupo de organizaciones de acción social de Burgos ponen en marcha dos actos para la promoción de la no violencia
Entreculturas, Partido SAIN, Atalaya, Promoción solidaria, Jesuitas, Mesa de pastoral con Inmigrantes, Casa de acogida de S. Vicente de Paúl y Cáritas, organizaciones que trabajan en distintos ámbitos de la acción social y promoción de la justicia en Burgos, organizan: “Esperanza en las fronteras”, una serie de dos actos con los que se quiere difundir la cultura de la no violencia mediante experiencias vivas en lugares o países donde se manifiesta de una forma flagrante la violencia estructural.
El próximo miércoles 9 de Marzo, a las 19:30h, en el Centro de Jesuitas de la Calle Molinillo, se proyectará le película “La jaula de oro”, del director burgalés nacionalizado mejicano Diego Quemada Diez. Está basada en aproximadamente 600 testimonios de migrantes mexicanos y centroamericanos en su ruta a EE.UU. Los testimonios fueron recopilados a lo largo de unos 7 años en diferentes puntos de la república mexicana (vías de tren, albergues, frontera norte y sur), en Guatemala y en cárceles y centros de detención en EE.UU.
El miércoles 16 de marzo se realizará una conferencia en el centro cívico S. Agustín a las 19h, en la que intervendrá Norma Romero, miembro del colectivo denominado “Patronas de Veracruz”, personas que apoyan a los migrantes con gran generosidad y desafiando la fuerte presión legal y policial en la frontera con EE.UU. Norma es fundadora de las Patronas de Veracrúz y hablará de su labor durante estos años asistiendo a miles de personas en su proceso migratorio, apoyándoles en las fronteras donde tienen mucha vulnerabilidad. Los elevados precios para cruzar y su disposición a hacer lo que sea para conseguirlo, motivó a que desde hace más de 20 años, estas mujeres acudan para apoyar la situación de estas personas con una red organizada.
Con estos actos las organizaciones queremos difundir una práctica, la de estas mujeres, que han sabido cómo trabajar por la paz y difundir una cultura de la atención y la acogida en lugares donde el modelo económico y social global está manifestando sus peores consecuencias.
Sólo en EE.UU. hay más de medio millón de personas en cárceles cuyo único delito fue cruzar una frontera, paradójicamente abierta de par en par a las transnacionales y cerradas a las personas. Los procesos de apoyo mutuo que pusieron en marcha estas mujeres, reproducen dinámicas de solidaridad. Como ellos mismo dicen: se aprende mucho en el camino, aquí todos somos hermanos. Todos tenemos la misma necesidad, lo importante es aprender a compartir. Sólo así podemos caminar, sólo así podemos llegar, sólo un pueblo unido puede subsistir. Como seres humanos en ningún lugar del mundo somos ilegales.